Villanueva de los Infantes – Tomelloso
Jueves 18 de octubre de 2012 – 80,87 kilómetros.
Al amanecer de este día, yo no daba un duro por la jornada.
Parecía que lloviznaba y en especial cuando di las dos primeras pedaladas las
rodillas ya me hicieron ver que los excesos se pagan y que el asunto este de
ahora tenía un precio alto, las rodillas se han quejado.
Pero antes, incluso antes de saber que lloviznaba, el
despertador ha sonado una y otra vez sin que yo hiciera nada óptimo para
remediarlo excepto dejarlo sonar. Anoche tampoco dormí mucho, la camita de la
casa rural Hermano Galo era una birria, que pena que no cuiden este detalle tan
importante, al menos para la gente que llega a estos sitios para descansar.
Recojo la colada que hice anoche, preparo las cosas y
abandono la casa. Me adentro en la ciudad que anoche no pude apreciar. Sin duda
vale la pena callejear por esta ciudad de Villanueva de los Infantes, rincones,
edificios, su plaza, su calle comercial entoldada, sin duda merece una visita
mucho más detallada.
Desayuno en una cafetería que hace esquina debajo de los
porches de la plaza, café con leche y un pedazo bizcocho de chocolate enorme,
total 2,20 genial. Compro algo para comer y fruta en un pequeño supermercado de
allí mismo nada más entrar en la calle entoldada y salgo.
Las rodillas me duelen horrores, cada pedalada es un
pinchazo cada vez más molesto. Definitivamente hoy no me meto por ningún
camino, desisto de seguir el trac y como no me quiero perder de ninguna manera
las Lagunas de Ruidera, decido atajar yendo por carretera por Carrizosa. Me
cuesta mucho avanzar a pesar de no haber grandes desniveles ni de que hoy no
haya hecho acto de presencia el viento.
Nada más llego a Carrizosa paso por la farmacia, compro
Voltaren y Nolotil (ale a lo bruto, pero es lo que hay). Allí mismo busco un
bar y me tomo tras el cortadito con leche natural las primeras dosis y sigo
hasta enlazar con la nacional que me llevará hasta las lagunas. Una nacional
muy nueva, estupendamente pavimentada sin nada nada de tráfico, sin gran
desnivel pero con un arcén, que pese a ser amplísimo y limpio está fatal para
rodar, las ruedas rozan mucho con las piedritas sin alquitrán. ¿Por qué
complicarán tanto las cosas los señores ingenieros?
Ruedo con una cadencia muy flojita, sin apretar pero a buen
ritmo y llego con facilidad a las lagunas y qué casualidad nada más me topo con
ellas, lo hago en el mismo bar y lugar exacto que pasé con Voro para ir a la
quedada de Jaén y que ya paramos allí a tomar el cortadito. Esta coincidencia
me ha hecho alegrarme profundamente y más aún cuando recuerdo que estuve
hablando ayer mismo con él. Qué gran tipo este Voro.
Me tomo el cortadito con leche natural en la terraza, está
nublado pero hace bueno, el agua está tranquila, sólo le dan vidilla los muchos
patos que hay en la misma orilla y unos críos que están recibiendo sus primeras
lecciones de remo.
Como no he venido por Ossa de Montiel, remonto unos
kilómetros las lagunas por la preciosa carretera, le hago algunas fotos a las
lagunas, pero estas lagunas no son de foto, son para disfrutarlas con la mera
contemplación al natural. Estando allí me llama Leonardo (del foro de Rodadas),
otro gran tipo con el que ya tengo ganas de volver a coincidir y con su sobrino
Oscar también… que buenos recuerdos de la Quedada de la Paella…
Retomo la marcha desandando estos kilómetros. Ruidera no me
atrae mucho y paso casi sin fijarme. Desde el mismo pueblo, la carretera que va
a Argamasilla de Alba empieza a subir sin gran desnivel pero persistentemente,
tengo que parar muchas veces porque las rodillas me molestan mucho y no quiero
acabar de sobrecargarlas. Me cuesta pero llego hasta el pantano de Peñarroya,
con su castillo y con su ermita de la Virgen y su ermitaño que me vende una
lata fresquísima de cerveza que regará el pan y el chorizo que me zampo para
comer en una zona de merendero que hay enfrente mismo del castillo. Reina una
paz y un silencio que da gozo, da pena irse pero ya es tarde, son casi las
cinco de la tarde.
Llego a Argamasilla de Alba, la ciudad me decepciona,
callejeo, hago una dos o tres fotos rápidas y parto hacia Tomelloso… una ciudad
grandota, tal vez demasiado grande, entro por una parte (la del track) fea fea…
busco alojamiento. Hostal Imperio en la calle Orense (20 euros) buena calidad
por ese precio. Todo muy tranquilo y como que tienen wifi, aprovecho, escribo
todo esto y lo cuelgo en mi blog.
Las fotos de la jornada.
Las fotos de la jornada.
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