Villarrubia de los Ojos - Almagro
Martes, 16 de octubre de 2012. Hoy han sido bastantes menos kilómetros, poquito apenas he llegado a
hacer 60 y a pesar de ello y de menos frío e incluso menos viento, debo
confesar que hoy acabé más cansado, con un pequeño dolor en ambas rodillas y un
poco decepcionado, no llegué a tiempo de poder ver el famosísimo Corral de
Comedias de Almagro, cierran a las siete pero la tecnología me ha hecho una
trastada y tendrá que esperar su visita para otro momento.
7:00 suena el despertador del móvil, a pesar de que el
Hostal los Jijones de Villarrubia es nuevo, bonito y está cuidada la
habitación, lo cierto es que esta noche he dormido también poco y no he podido
atender al despertador en su cometido. Remoloneo en la cama hasta que a las
ocho cuarenta ya salgo del hostal. Busco un lugar para desayunar, increíble,
las calles llenas de padres y madres que llevan a los críos al cole y ningún
bar abierto. Callejeo con la bici ya alforjada y al final encuentro el bar más
cutre de toda La Mancha, nada para mojar el café con leche, me conformo, lo
tomo (1 euro) y salgo a la calle a fumar la primera pipa del día. Allí un
paisano alaba mi bici (tan extraña en su opinión), hablamos de la crisis… habla
él y de que en casa viven él, su señora y dos hijos todos en paro… bueno él
desde hace ya bastante porque me cuenta que tiene ochenta y cuatro años ya y
que va a vender el tractor por lo que le den y “sanseacabó” que ya no aguanta
más… no se si me habla de él o del tractor… aunque me da, que en el mismo saco
andan ya ambos.
Salgo de la ciudad por la carretera que va a las Tablas,
está francamente tranquila y muy bien pavimentada, pequeños sube y baja que no
molestan, al contrario. Hace fresquito, pero nada que ver con el frío de ayer
por la mañana. Luce un sol espléndido, me cruzo y me rebasan algunos ciclistas
que ruedan como yo en solitario pero en plan rutilla, ninguno contesta al
saludo, ninguno me saluda motu propio… Paso que va el apestao ese… deben
pensar.
Desde que salí ayer de Alcázar de San Juan no dejo de
acordarme de la gente del foro y en especial de la de la Plataforma contra las
Cuestas y los Falsos Llanos, seguro que estarían disfrutando como lo estoy
haciendo yo con esta ruta. En especial… me acuerdo constantemente de mi amigo
Jofe… de hoy no pasa que le llame.
Sigue la carretera hasta casi tocar el Guadiana cuando esta
se desvía a la derecha siguiendo ya definitivamente la dirección del Parque
Nacional de las Tablas de Daimiel. Ya se van viendo algunas masas de agua con
población de “patos” se les oye y en especial se les ve salir pitando a mi
paso. Este tramo es de unas subeybajas un poco más pronunciadas pero sin mayor
importancia, en uno de esos más sube que baja veo un árbol muy grandote en todo
lo alto y poco más allá una pequeña y abandonada construcción con un corral
circular. En especial me dirijo al arbolote que resulta ser una encina
gigantesca con todo el suelo de su sombra a rebosar de bellotas caídas. Apoyo
la bici en el tronco, saco el taburete y me siento bajo esta espesa y
almohadillada sombra. Es la hora de disfrutar de una pipa y también es la hora
de disfrutar de la llamada a Jofe. Mejor le envío un wassapp que es más barato
y molestará menos si está en el curro.
Le digo que me acuerdo de todos, le envío foto de la encina,
apenas son unas pocas frases, pero al cabo de ellas me siento mucho mejor,
muchos más.. infinitamente más acompañado.
Sigo la marcha, ya estoy a las puertas de las tablas de
Daimiel. En el molino están de obras, tampoco me podría acercar mucho porque
hay verja metálica que se abre según qué horas y previo pago de peaje
turístico. Sigo hacia el parque, paso por delante de El mesón de la Duquesa. Un
oasis en pleno desierto pienso. Sin dudarlo entro al parking, dejo la bici allí
plantada frente a la entrada y pido una puntita de pan con jamón y queso y unan
cerveza y un cortado… Siete con ochenta… me parece que me acaban de asaltar,
pero es igual, el espacio y el momento lo vale y no le doy más vueltas.
Me acerco hasta el Centro de Visitantes del parque, que
aparenta estar desierto de ellos, apenas un par de coches y me da que deben ser
de los que curran en el parque. Cotilleo, miro los paneles, la figuración
escénica bastante burda que hay de lo que es el parque y ya no hago más. No
quiero dejar la bici sola y andar por los senderos. Si eso, lo dejo para un
futuro, ahí en el cajón grandote de las cosas por hacer.
El track que sigo me dice que habría que pasar por Ciudad
Real, estudio la cosa, panzada de kilómetros por camino. Sopeso mis ganas que no
sé porqué empiezan a menguar ya y decido que Ciudad Real también debe ir al
cajón grandote y tomo rumbo a Daimiel. La carretera sigue siendo de buen
asfalto, de sube y bajas suaves y de apenas nada, pero que nada de tráfico.
Sigo viendo postes de la ruta del Quijote.
Daimiel es una ciudad grande, tirando a muy grande con un
centro urbano con mucho movimiento. Me sorprende la plaza del Ayuntamiento
rectangular y con soportales en los laterales más largos con columnas de forja
(supongo). Me siento en la terraza de un bar, estoy unos minutos y apenas nadie
del local se anima a venir a ver si quiero tomar algo además del solecito que
hace y que eso ya nos viene dado desde las alturas y que por tanto ya está
pagado. Nada, que no viene, no espero más y siguiendo las sabias indicaciones
para estos menesteres de mi amigo Ronso, me levanto y me voy a la terraza de
enfrente. Me atienden enseguida, cortadito con leche natural que disfruto
viendo pasar a la gente. Noto que hay una gran población de gente del este de Europa,
un olivo espectacular y un perrito echándose una siesta en el césped que rodea
el olivo.
Tras callejear (ciclocallejear sería), por la ciudad salgo
en dirección Almagro por la CM 4107, es una buena carretera para ir en coche,
larga bastante bien pavimentada pero con un arcén de apenas 60 cms. Pero no me
siento con ganas de buscar alternativa de camino (que la hay porque la estoy
continuamente mirando por el rabillo del ojo en la pantalla del gps). Sigo, se
me hace monótona la rodada (es lo que tienen estas carreteras). El viento sopla
de frente con ganas y me cuesta lo suyo llegar a Almagro, cosa que hago pasadas
las cuatro de la tarde.
Coca-cola en una terraza de la plaza Mayor, hace un sol de
pleno verano, se está en la gloria y parece que se me vaya olvidando el
cansancio (si es que lo tenía). Me voy al hotel, esta noche superhotelazo
porque yo lo valgo. El Retiro del Maestre, ale ahí es na!
Me ducho, y salgo a callejear (esta vez sí a pie), apenas he
doblado la esquina, intento hacer una foto y zásca! Se agotó la batería de la
cámara. Vuelto al hotel a cargarla un poco, que tengo un encarecido encargo de
hacer fotos del Corral de Comedias.
Salgo ya con la batería, y me quedo con un palmo de narices…
La casa cierra 15 minutos antes de las siete y son eso, quince minutos antes de
las siete. Fiasco monumental, casi tanto como la propia Plaza Mayor, toda de
soportales verdecitos y de ventanales todos tan igualitos. Me entra malhumor la
cosa de no poder acceder al Corral, pero claro no tiene remedio ya. Y mañana
que abren a a las diez… no creo que esté aquí, aunque mañana tampoco tengo otra
cosa mejor que hacer aparte de pedalear.
Ceno cualquier cosa en un bareto de la plaza, muy oscura
toda ella por cierto. Una charanga ameniza la cena, no se cual es el motivo de
su festejo, tampoco pregunto, les dejo que sigan, me gusta.
Nada, pues un día sin nada grandote que destacar, tan sólo
que estoy bien ya, que me gusta rodar con la bici, y en especial por llanos… y
hasta el momento atracón de ellos.
1 comentario:
Muchas gracias por tu wasap, fue todo un placer estar unos instantes en tu viaje... Saludos
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