¿En qué estaría yo pensando?

20 Mayo 2009


Anteayer por la noche inicié la lectura que encarecidamente me había recomendado mi animadora a la lectura personal: Paraíso inhabitado de Ana María Matute.

A eso de las dos y media de la madrugada me sorprendí camino de la cocina para beber un sorbito de agua para pasar previamente por el baño (para lo de costumbre supongo), con que era esa hora, las dos y media de la madrugada.

Un soplo me pareció y más aún cuando de vuelta a la cama me encontre el punto de lectura entre las páginas 105 y 106 del libro en cuestión. Imposible parar a pesar del táctio agotamiento en el que me encontraba ya. Imposible parar… pero paré, a pesar del permanente insomnio que me acompaña desde muchos años atrás.

Pero en esta ocasión todo era diferente a las últimas noches de insomnio. Tenía aparcado desde tiempo atrás el hecho en sí de la lectura por la lectura, por el disfrute de adentrarse en berenjenales vitales de otras personas, de otras vidas. Mi obsesión profesional me ha tenido casi en exclusiva en las últimas dos décadas atado al pesebre lector de monografías más o menos afines al trabajo, a la formación universitaria que uno tiene y a la que uno parece obligado a atender de por vida.

Pues eso que anteayer fue diferente y aparte de que la noche fue de que te cagas de mal, sí así de literal, “de que te cagas de mal” (que ha esta edad ya está bien de compostura tonta) por lo del insomnio, inicié de la mano de Ana María Matute y de mi amiga “animadora/lectora” personal el relato de la infancia recordada de Adri, con su unicornio de cuerno de oro que se escaba por el marco del cuadro y que deja unas pisadas en la nieve que nunca cayó en el patio de su casa.
No puedo evitarlo (que dicen que la pasión y el dinero no pueden permanecer ocultos), pues eso, en este caso no puedo evitar que se note la pasión que desató dentro de mí, en esa noche de lunes, lo que cuenta y el cómo lo cuenta todo lo relativo a los recuerdos de esta niña, de la que no que cabe duda alguna, todos nos quedamos con un palmo de narices por no haber tenido ocasión de conocer. Bueno ahora un poquito sí, desde el texto que la autora nos pasa como medio en secreto en una hoja convertida en libro por debajo de la puerta.
(Seguiré en otro momento…)…
Bueno, pues no sigo comentando… sino tan sólo leyendo… Adri Gavi… Tata María e Isabel… y Teo… y sus cisnes que echan e lvuelo. Sigo Leyendo.

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